El Crecimiento Económico de América Latina 2022-2023
José Grasso Vecchio.- La economía mundial enfrenta un grave riesgo de entrar en una fase de estancamiento o de recesión a finales de 2022 y con alta probabilidad durante 2023. Un conjunto de eventos tales como la invasión a Ucrania, los elevados precios de la energía, en especial del gas y la restricción monetaria evidenciada en las alzas de las tasas de interés en Estados Unidos y Europa, explican buena parte de esta tendencia que ahora exhibe la economía en términos globales.
Los principales entes multilaterales y la CEPAL han ajustado hacia la baja sus previsiones de crecimiento para América Latina debido justamente a la influencia de un entorno internacional poco favorable para el comercio internacional. Así, según la más reciente estimación del FMI, las tasas de crecimiento del PIB de América del Sur para 2022 y 2023 fueron estimadas en 3,6% y 1,6%, respectivamente, lo que implica una significativa desaceleración respecto al 7,3% de 2021, al salir de la pandemia.
Se estima que los países que serán más afectados son Chile, Brasil, Perú y Paraguay. Llama la atención el caso de Chile que actualmente ha experimentado un frenazo en su economía y una elevada inflación, precisamente la economía que fue en los últimos cuarenta años la más estable y la de mayor crecimiento de la región. En caso de que China entre en una etapa marcada de ralentización, ello con seguridad afectará más a Chile por cuanto el 40% de sus exportaciones se dirigen a ese país asiático.
Algo similar puede decirse de México, donde se espera que de 2,5% de aumento del PIB en 2022 se pase a 1,7% en 2023 lo cual se explica de manera importante por la moderación de la demanda de su principal socio comercial, Estados Unidos. Las proyecciones para Colombia sugieren una importante disminución de la actividad económica en 2022 de 7,6% desde 10,7% en 2021. Esa estimación del año en curso luce optimista, en vista de la fuga de capitales que está ocurriendo en ese país y la subsecuente devaluación del peso.
Un cuadro similar se obtiene de los cálculos de la CEPAL. Efectivamente, para 2022 está institución prevé una crecimiento de 3,2% y 1,4% en 2023, lo cual obedece al entorno adverso de los mercados internacionales y en particular por el alza de las tasas de interés en Estados Unidos y Europa con su doble efecto de encarecer el crédito y depreciaciones de las monedas regionales.
Para el caso de Venezuela, tanto el FMI como la CEPAL y la UCAB consideran que habrá crecimiento, en 2022 y 2023. De acuerdo con el FMI, la economía venezolana crecería 6,0% en 2022 y 6,5% en 2023, en tanto que para la CEPAL, los datos de expansión serían 12% en 2022 con una importante desaceleración en 2023 hasta 5%. En esta proyección de la CEPAL debe estar privando el desfavorable contexto externo que se anticipa para el año próximo.
En el Informe de Coyuntura de la UCAB correspondiente a octubre de 2022 se usa como referencia la Encuesta Cualitativa de Coyuntura Industrial de Conindustria, según la cual se ha venido observado un aumento de la capacidad instalada de la manufactura la cual pasó de 20% el cuarto trimestre de 2020 al 27% en similar periodo de 2021 hasta alcanzar el 31% en el segundo trimestre de 2022. Señala el citado informe que esa mejora obedece al uso del dólar en las transacciones y al levantamiento de los controles de precios y de cambio. Consignan igualmente que los salarios del sector industrial se han recuperado, aumentado el promedio de las remuneraciones de US$ 90 en 2021 a US$150 mensuales en el segundo trimestre de 2022, todo lo cual ha favorecido el auge de la actividad comercial, expresado en un incremento de las ventas del sector.
No obstante, observa el reporte de la UCAB que pudiese haber cierta moderación en el crecimiento de la economía por cuanto de 7,2% proyectado para 2022, se alcanzaría 4,4% en 2023. Sin embargo, la dinámica internacional y local podrían incrementar la proyección de crecimiento para el próximo año en Venezuela. Una evaluación más general de la producción de bienes y servicios en Venezuela tiene que considerar que el comportamiento futuro de la economía va a depender del aumento de la producción petrolera la cual ha permanecido en el rango de 700.000 barriles por día durante 2022, la flexibilización del crédito bancario para financiar nuevos proyectos y del uso del dólar para operaciones de apalancamiento del sector privado, entre otros elementos. A los avances que se han logrado, todo lo anterior, debe enmarcarse en una concertación entre el sector público y privado para que de esta manera se genere y mantenga un clima siempre favorable a la inversión y la creación de empleos que perdure en el tiempo.
Abogado Universidad Católica Andrés Bello. Master en Derecho Comparado Southern Methodist University Dallas Texas; Advanced Management for Bankers Wharton School en Philadelphia. Inició su carrera bancaria en 1976, con más de 40 años de experiencia bancaria. Ha ocupado diversos cargos gerenciales y de dirección en importantes instituciones. Fundador y presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana para el Síndrome de Down. Dictó clases de pregrado y postgrado en áreas de finanzas y banca en las principales Universidades del país.