La Importancia de los Acuerdos del FMI
José Grasso Vecchio.- En la reunión del FMI y demás entes multilaterales, realizada recientemente fue propicia la oportunidad para evaluar la situación de la economía mundial, la cual enfrenta la inminencia de una desaceleración y posiblemente una recesión en algunos de los países más importantes, al tiempo que la inflación se ha exacerbado, todo ello en medio de la guerra en Ucrania, que en lugar de contenerse ha escalado.
Un tema que suscitó la atención en varias conferencias fue el referido a los dilemas de política económica que enfrentan las autoridades y la carencia de instituciones globales aptas para coordinar políticas económicas y financieras que permitan salir de la crisis al menor costo posible. La realidad es que las dos únicas instituciones existentes para en alguna medida hacer algo para estabilizar la economía son el FMI y el Banco Mundial. De hecho, el 23 de agosto de 2021 el FMI hizo una asignación de Derechos Especiales de Giro (DEG) (la unidad de cuenta que usa el FMI) por el equivalente a US$ 650.000 millones, con el objeto de ayudar a los países miembros a fortalecer sus reservas internacionales, y así enfrentar en mejores condiciones los efectos de la pandemia.
Como conclusiones de las deliberaciones, el FMI dio a conocer un conjunto de lineamientos acerca de cómo encarar esta situación inédita de la economía mundial, no sin antes advertir las dificultades de conciliar el objetivo de bajar la inflación con el de evitar una recesión. De hecho, las nuevas estimaciones del crecimiento mundial para 2022 fueron rebajadas a 3,2% y a 2,7% en 2023, con fuertes disminuciones para Estados Unidos y la Unión Europea.
En materia monetaria, se refirmó lo que es un principio fundacional de la institución en relación en el mandato de los bancos centrales de mantener la estabilidad de precios como su objetivo esencial, entendiendo que esa estabilidad es la mejor receta para evitar un deterioro mayor del ingreso real de los trabajadores. Ello es exactamente lo que los bancos centrales han venido haciendo, especialmente la Reserva Federal la cual, aunque tardíamente, ha subido la tasas de interés durante tres veces consecutivas.
En lo que respecta a la política fiscal, la orientación fundamental es la protección de los sectores sociales más vulnerables, afectados por los aumentos de los precios. Ello ocurriría en un entorno de respeto al postulado de la sostenibilidad fiscal, para que la política fiscal no colida con la política monetaria. Claramente, ello representa un desafío monumental porque usualmente las medidas de contención presupuestaria implican recortes del gasto público mientras al mismo tiempo se anuncia la protección a los grupos más desprotegidos.
Relativo a las políticas financieras y del sector externo, acertadamente el FMI advierte sobre la necesidad de mejorar la supervisión bancaria y evitar así los efectos adversos que puede tener las medidas de alzas de las tasas de interés. Lo peor que pudiese ocurrir es que en medio de la recesión, sucedan episodios puntuales de crisis financieras. Igualmente, se sugiere a los países tener tipos de cambio flexibles para de esta manera poder ajustarse mejor a eventos desfavorables tales como la fortaleza del dólar o la caída de la demanda mundial. Sin embargo, el FMI está a favor de intervenciones no sistemáticas en el mercado cambiario con el objeto de evitar la volatilidad de la tasa de cambio y con ciertas restricciones a las salidas de capital, en caso de ser necesarias, hecho éste inusual en el FMI.
Finalmente, el FMI y el BM exhortaron a los gobernantes a tratar de mejorar la seguridad alimentaria, mediante el levantamiento de las prohibiciones a las exportaciones de alimentos y fertilizantes, apoyar financieramente a los países más pobres mediante donaciones y avanzar en mecanismo para reducir la deuda externa en el contexto del Esquema Común para el Tratamiento de la Deuda, diseñado por el G20. Todo esto constituye un paso de avance respecto a las reuniones anteriores de los organismos financieros internacionales.
Abogado Universidad Católica Andrés Bello. Master en Derecho Comparado Southern Methodist University Dallas Texas; Advanced Management for Bankers Wharton School en Philadelphia. Inició su carrera bancaria en 1976, con más de 40 años de experiencia bancaria. Ha ocupado diversos cargos gerenciales y de dirección en importantes instituciones. Fundador y presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana para el Síndrome de Down. Dictó clases de pregrado y postgrado en áreas de finanzas y banca en las principales Universidades del país.