La Importancia del Comercio Colombo-Venezolano
José Grasso Vecchio.- La apertura de las economías al comercio internacional siempre es beneficiosa para los países que realizan transacciones porque ello permite ampliar los mercados, aprovechar sus ventajas comparativas y generar más empleos.
La relación comercial entre Venezuela y Colombia siempre ha sido esencial para ambos países y las dos economías en algunas áreas han sido competitivas y en otras complementarias. Así, cuando desde mediados de los años ochenta los flujos de comercio y de capitales tomaron más fuerza, la cartera de exportaciones de Colombia a Venezuela tenía una clara orientación hacia productos alimenticios, especialmente lácteos y sus derivados, confitería, carne vacuna, textiles y otras manufacturas mientras que Venezuela exportaba principalmente acero y aluminio y sus derivados, vehículos, fertilizantes, entre otros bienes.
En una serie estadística del comercio binacional se puede apreciar que entre 1990 y 1998 el saldo comercial fue favorable a Venezuela y a partir de ese ese año se revirtió la situación debido a un conjunto de eventos tanto económicos como extra económicos. El pico de los flujos comerciales se alcanzó en 2008 con un intercambio de US$ 6.100 millones. Venezuela ha sido tan importante para Colombia que ese año representó el 18% de sus exportaciones totales.
El cierre de la frontera y las tensiones políticas debilitaron el comercio formal e incentivaron todo tipo de prácticas informales e ilegales. Sin embargo, poco a poco los flujos comerciales se han venido reanimando y así en 2021 alcanzaron a US$ 386 millones y en 2022 se estimaron en unos US$ 620 millones y para 2023 con la apertura fronteriza y la regularización de las relaciones se calcula que podría aumentar hasta los US$ 1.500 millones. No cabe duda, de que el cierre de la frontera en agosto de 2015 trajo una caída dramática del comercio binacional. Por su parte, la apertura de la frontera era indispensable y sin duda positiva y relevante para las dos naciones.
Ello claramente brinda una oportunidad a ambos países y sus empresas para crecer y ampliar sus mercados para lo cual es fundamental un conjunto de acciones de urgente atención. Un tema fundamental es la estabilidad económica y disposición de múltiples medios de pago, lo cual le daría agilidad y certidumbre a las transacciones comerciales. Para ello sería conveniente que ambos países, se acordara algún tipo de coordinación para facilitar los pagos, en conjunción con los sistemas bancarios de los países. Es de señalar que sobre estos temas de canales de pago, instrumentos de pagos electrónicos, mecanismos de compensación, entre tantos otros, se está trabajando y pronto se verán avances tangibles. Todo ello indudablemente agilizaría el comercio y dinamizaría el flujo de capitales e inversiones, lo cual se facilitaría en virtud que en ambos países no hay mayores restricciones cambiarias.
Igualmente, el transporte va a jugar un rol esencial. La movilización de la carga terrestre por las fronteras de San Antonio del Táchira y Cúcuta y entre Maicao-Rio Hacha y Maracaibo (60% de las exportaciones de Colombia) son pasos muy importantes que dinamizarían la actividad comercial en las ciudades circundantes. Para ello se requiere inversiones en vialidad del lado venezolano, especialmente en Táchira y seguridad a los transportistas. Por otra parte, el mejoramiento de la movilización portuaria entre el puerto de Cartagena y los de Puerto Cabello y La Guaira le daría un impulso al comercio, al igual que el tránsito aéreo que permitiría fomentar cierto tipo de cargas más allá del aumento del flujo normal de personas que viajan por turismo y negocios. Facilitado esto último por la gran cantidad de migrantes en ambos lados de la línea fronteriza.
En el tema del transporte hay que mejorar la infraestructura logística y multimodal (el uso de distintos medios de transporte) para que esas exportaciones puedan facilitarse y aumentar siendo su tránsito más rápido, seguro y eficiente. En el mismo sentido también lo tiene planteado la Corporación Andina de Fomento (CAF) y también va en ese mismo sentido y son las líneas oficiales de ambas naciones, es decir, promover zonas comerciales entre Colombia y Venezuela especialmente en el caso del Norte Santander y a través de toda la frontera desde la Guajira hasta el Amazonas.
Un tema a considerar es el tratamiento a las inversiones directas en vista de la cantidad de empresas venezolanas que se han instalado en Colombia y viceversa. Para que esas inversiones florezcan es vital asegurar el cumplimiento de las leyes y que propicien la estabilidad de las relaciones. Estos son temas en los que hay avances y en los que se debe continuar trabajando y en los que no tengo dudas que asegurará un marco legal apropiado.
En fin, veamos con optimismo todo ese proceso de apertura y normalización de las relaciones y permitirá abrir una nueva etapa positiva entre dos naciones hermanas que tienen grandes potencialidades para recuperar e incrementar a mediano plazo su comercio.
Abogado Universidad Católica Andrés Bello. Master en Derecho Comparado Southern Methodist University Dallas Texas; Advanced Management for Bankers Wharton School en Philadelphia. Inició su carrera bancaria en 1976, con más de 40 años de experiencia bancaria. Ha ocupado diversos cargos gerenciales y de dirección en importantes instituciones. Fundador y presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana para el Síndrome de Down. Dictó clases de pregrado y postgrado en áreas de finanzas y banca en las principales Universidades del país.